domingo, 27 de marzo de 2016

El valor añadido de la Ciencia

Esta entrada no va de Física. Bueno sí, pero no trata de ningún área de la Física en particular, ni tiene fórmulas, ni cálculos. Es una entrada para expresar una opinión sobre la situación de la Física, en particular, y de la Ciencia, en general, hoy día. 


Hace unos días, asistí a una charla en la que, entre otras muchas cosas, nos contaron que ese ente estatal que "somos todos" (bueno, casi todos), estaba inspeccionando las declaraciones del IVA de las universidades. Al parecer, aquellos bienes y servicios destinados a investigación están exentos de pagar dicho impuesto. 
El IVA es un impuesto sobre los bienes y servicios que recae sobre el consumidor final de estos bienes y servicios. Por tanto, como la universidad genera conocimiento con la investigación que repercute sobre la sociedad, la universidad no tiene que abonar IVA por sus gastos en investigación. Las universidades tienen que especificar qué parte de su gasto corresponde a enseñanza (que, sorprendentemente, tributa), qué parte a investigación y qué parte es compartida por enseñanza e investigación.
Si todo está correcto, el IVA que la universidad ha abonado, por ejemplo, al adquirir un espectrómetro de masas de última generación, le es devuelto y ese dinero puede ser utilizado para fines de investigación. En la mayoría de los casos, es un 21 % y supone un "extra" en los raquíticos presupuestos de los proyectos de investigación.
Puestos a meter tijera, a alguien se le ha ocurrido que no toda la investigación que se hace repercute sobre la sociedad. Sí, ya sé que al que se le ha ocurrido es un ignorante que sigue cocinando con hogueras y comunicándose con señales de humo, pero ese alguien tiene un cargo en alguna administración que decide sobre nuestro día a día.
A lo que iba, no toda la investigación repercute sobre la sociedad, dicen, y por tanto, hay que especificar qué investigación es "aplicada" y estará exenta del IVA y qué investigación es "básica" y debe abonar el IVA. En realidad, no se trata más que de reducir aproximadamente en un 21 % el presupuesto para investigación básica.
Afortunadamente, en los últimos días varias sentencias obligan a la devolución del IVA de proyectos de investigación básica.
La distinción entre investigación básica e investigación aplicada siempre me ha resultado un poco artificial. Eso de que haya ciencias básicas y ciencias aplicadas es algo tan absurdo como que alguien de letras deba ser un ignorante en ciencias y viceversa.
La CIENCIA, ya sea Física, Química, Biología, Matemáticas o cualquiera de las áreas y disciplinas que éstas integran o que surgen de la interacción entre ellas, acaba teniendo aplicaciones. Solo hay que mirar cómo se vivía hace 200 años y cómo se vive actualmente.
En el último número de la revista Europhysicsnews (EPN), Jan Verhoeven escribía que la investigación básica puede que no siempre parezca útil, pero que aplicaciones inesperadas (y, a menudo, extremadamente útiles) surgían mucho después de realizada dicha investigación "básica". 
Seguro que si preguntamos a cualquiera que nos diga el nombre de un científico, muchos contestarán "Albert Einstein" y si preguntamos qué hizo Einstein, haya gente que nos diga que la "Teoría de la Relatividad". Todos estaremos de acuerdo que el estudio de la Relatividad es ciencia de la llamada "Básica". Pregunte a cualquiera si la Relatividad tiene influencia en las actividades que hace a diario. La respuesta más probable será que no. Y seguro que esa persona lleva un teléfono móvil en su bolsillo y que tiene GPS que usa cuando sale a hacer deporte o cuando quiere conocer la ruta para llegar al bar donde ha quedado con los amigos.
Pues bien, el sistema de localización global que conocemos como GPS requiere de correcciones relativistas, tanto debidas a la relatividad especial (porque los satélites se mueven a velocidad distinta a la nuestra) como debidas a la relatividad especial (porque la gravedad que sienten los satélites es distinta a la nuestra). 38 microsegundos de adelanto diario de los relojes de los satélites puede parecer insignificante, pero si no se corrige el desfase, acabaríamos buscando a nuestros amigos en por la otra punta de la ciudad mientras ellos disfrutan de una charla animada frente a unas cervezas.
Otro ejemplo puede ser la astrofísica, ciencia que observa y estudia el espacio exterior. Más allá de disfrutar un rato mirando por un telescopio o de asistir a un planetario en el que nos ponen imágenes espectaculares del cielo, ¿cómo se refleja en nuestro día a día la enorme inversión que se hace en astrofísica? Muchos pensarán que en las mejoras de sistemas ópticos que acaban aplicándose a los materiales de las gafas, por ejemplo, y tendrán razón. O en esas pequeñas cámaras que llevan los teléfonos móviles y que nos permiten inmortalizar montones de momentos inolvidables cada día. Pero seguro que nos llama más la atención que la tecnología en la que se basa la Wifi se desarrollara en el Australia Telescope National Facility (ATNF), que es un centro de investigación en astrofísica del gobierno australiano. Por cierto, gobierno que recibe anualmente millones de euros por la patente de dicha tecnología.
El caso más conocido en el que aplicaciones de la ciencia básica ha repercutido en la sociedad quizá sea el del CERN, el Centro Europeo de Investigación Nuclear. Es bien sabido que los protocolos que hacen posible la web se desarrollaron allí. Quizás no lo sea tanto que la hadrón terapia haya podido desarrollarse gracias a trabajos realizados en el CERN y que gracias a ello, muchas personas han podido superar enfermedades o mejorar su calidad de vida.
Como expresaba Carl Sagan en su Elogio de la ciencia y la tecnología de 1979: "Más de mil millones de personas actualmente vivas deben su existencia a la superación de sus antiguos niveles más que insuficientes de nutrición gracias al desarrollo de la tecnología agrícola. Y probablemente no sea menor el número de los que han sobrevivido o han logrado evitar deformaciones, lisiamientos y enfermedades mortales en razón de los avances experimentados por la tecnología médica". 
Nuestra sociedad, desde el ciudadano de a píe, hasta el presidente del Gobierno, debe concienciarse de que la CIENCIA no es solo conocimiento para alimentar el espíritu de unos pocos "locos de bata blanca".  Ortega y Gasset en su "Rebelión de las masas" escribía que el entusiasmo por la ciencia había ido en aumento desde el Renacimiento y que "el número de gentes que en proporción se dedicaban a esas puras investigaciones era mayor en cada generación. El primer caso de retroceso [...] se ha producido en la generación que hoy va de los veinte a los treinta". Casi 90 años después nos enfrentamos a una situación parecida. Y eso que "Todo el mundo sabe que, no cediendo la inspiración científica, si se triplicasen o decuplicasen los laboratorios, se multiplicarían automáticamente riqueza, comodidades, salud, bienestar." Al menos, eso pensaba Ortega y Gasset, pero es posible que algunos lo hayan olvidado. Hoy día parece que la tecnología es algo que está ahí como si fuese el fruto de algún árbol mágico. 
Carl Sagan escribió que solamente una parte pequeña de los jóvenes más capacitados escogía una carrera científica y que el entusiasmo ante la ciencia decrece a medida que subimos en el sistema educativo. Es algo que sucede hoy igual que hace 40 años y que debemos tratar de paliar ahora, no dentro de otros 40 años.
Como leí hace poco en Twitter, es curioso que en los ochenta cualquier chaval con un spectrum pudiese colarse en el pentágono y que hoy con un Octacore, muchos apenas sean capaces de hacer una compra por Internet.
Está claro que hay que seguir luchando contra el desconocimiento científico desde todos los ámbitos posibles. Empezando por los científicos que deben perder su timidez y transmitir que la ciencia nos ha traído hasta aquí y que podemos seguir avanzando solamente con su ayuda. Y hacer que este mensaje llegue a los que deciden hacia dónde se reparte el dinero. 
Como ciudadanos de calle, también podemos hacer mucho. No conformarnos y exigir a nuestros representantes y dirigentes que haya inversión en ciencia. Porque se trata de invertir en el bienestar de los ciudadanos, de los de hoy y de los del futuro (nuestros hijos). No olvidemos que los países más ricos invierten más en ciencia no porque sean más ricos, sino que son más ricos porque han invertido más en ciencia y eso les ha sido devuelto con creces.
Estamos a tiempo de ello y lo mejor es que la decisión es solo nuestra. 

Gracias por aguantar hasta aquí.
Hasta la próxima.


Bibliografía:

- In defense of basic research . Jan Verhoeven. EPN 47/1.(en inglés) http://dx.doi.org/10.1051/epn/2016102
-  Science and Innovation. Erich Griesmayer. EPN 45/5-6 (en inglés) http://www.zyyne.com/zh5/146621#p=45&z=1
- La Rebelión de las Masas. José Ortega y Gasset. (2002)  Clásicos del siglo XX. El País.
- Elogio de la Ciencia y la Tecnología. Carl Sagan. En "El cerebro de Broca" (1979). Biblioteca de Divulgación Científica Muy Interesante. RBA.
- Zoco de Astronomía: Acercando la ciencia a la Sociedad. Ángel R. López Sánchez (@El_Lobo_Rayado).(20-Marzo-2016) en Diario Córdoba. También se puede encontrar disponible en su blog (http://angelrls.blogalia.com/historias/76233)
- Sentencias sobre la devolución del IVA a  las Universidades por proyectos de investigación básica.
 (http://www.lasprovincias.es/comunitat/201603/22/universidades-podran-evitarse-proyectos-20160322001615-v.html)

2 comentarios :

  1. Está todo dicho, pero por si acaso:
    "Hemos preparado una civilización global en la que los elementos más
    cruciales —el transporte, las comunicaciones y todas las demás industrias;
    la agricultura, la medicina, la educación, el ocio, la protección del medio
    ambiente, e incluso la institución democrática clave de las elecciones—
    dependen profundamente de la ciencia y la tecnología. También hemos
    dispuesto las cosas de modo que nadie entienda la ciencia y la tecnología.
    Eso es una garantía de desastre. Podríamos seguir así una temporada pero,
    antes o después, esta mezcla combustible de ignorancia y poder nos explotará
    en la cara".
    Carl Sagan . El mundo y sus demonios

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  2. Gracias por la cita, Pedro. Hemos borrado el otro comentario porque estaba repetido.
    Un saludo.

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